martes, 2 de febrero de 2010

Otros más caleta de hartos recuerdos de los viajes.

La Tierra da muchas vueltas (una al día, según he escuchado), y uno no se da cuenta cuando ya está escribiendo un Diario de vida bien tonto y súper seguido...



Tampoco se da cuenta cuando está escuchando Elton John y piensa "Mira, realmente no es tan malo como yo creía". En momento como ese, en un episodio psicótico de ese nivel, uno está frente a lo que se puede llamar "extrañar". Y no es ni la chicha (vamos, creo que he tomado dos veces en mi vida), ni la empanada de pino, ni la cordillera lo que se extraña. Se echa de menos a la gente, a uds (a los que son gente, claro...).



En fin. Me he dado cuenta de dos cosas en esta semana, y les pondré un nombre que pueda ser lo suficientemente autoexplicativo para no gastarles los ojos.



1.- Las latas de bebida acá son más pesadas: En efecto, uno cree que le queda y empieza a chupetear y aspirar el pedazo de aluminio hasta que cae en terrible de insight y se da cuenta de que no es que quede más elixir de la felicidad absoluta, sino que simplemente te engañan en la Coca Cola haciéndote creer que hay más. ¿Digno de demanda? Totalemente, pero ni ahí con "sacar la tapida premiada" de la sacada de cresta por parte de asesinos bien entrenados de tamaña Transnacional.



2.- Chile no tiene nada propio: En serio, pónganse a pensar...estoy seguro de que si buscamos bien buscado, el Feña González en realidad es Indio y Marcelo Salas efectivamente era griego (bueno, la última no sé). el otro día nos juntamos a tomar (NO SOY UN ALCOHOLICO) y salió la idea de que cada uno cocinará en una próxima oportunidad algo de su país. Y saltaron los argentinos con el mate, los peruanos con el ají de gallina, los mexicanos con los tacos, los uruguayos con...eeeh...la comida típica de Uruguay, obvio...y Chile? Ahí estaba yo, con los ojos de toda nuestra own personal OEA mirándome, exigiéndome un plato típico. ¿Qué se hace ante la presión? Pues lo obvio: les digo que si no paran de exigirme, vamos y les robamos lo que nos queda de Peru y Bolivia y que se dejen de joder. ¿Agresivo? Obvio, era eso o decir que nuestra identidad nacional es más fome que acuario de almejas.





En fin, dos entretenidos descubrimientos.



Me incribí finalmente en la piscina y descubrí una serie de mitos respecto al ejercicio.



a) No, uno no se siente full metal power después de hacerse cuernos nadando. Uno queda cansado, CANSADO y pidiendo un revólver para que se acabe el sufrimiento.

b) No, uno no se acostumbra al dolor al otro día, ni éste tampoco se quita. Duele para siempre, como pequeñas dagas de odio en el alma que sólo podrían acabar con la amputación de diferentes y amplias partes del propio cuerpo.

c) No, los viejos no tienen mal estado físico. Yo llegué el primer día a la piscina, entrajedebañadísimo, con gorra ad hoc, lentes de tienda china, hundiendo la guata como todo un Mitch Buckanon o como se escriba, miré la pileta en cuestión, la desfié a un duelo, salté, nadé cincuenta metros y llegué rogando por un electro-shock porque tenía el pancreas donde debiese estar el corazón, y éste último en algún lugar entre mi garganta y mis orejas. Y por mientras dale la señora esa de 42 mil años que pasaba para allá y para acá, mirándome con cara de asco y agrandamiento de aquel que sí puede mover los brazos después de nadar 50 metros. Al cabo que me da lo mismo, la juventud es un divino tesoro y eso lo dicen por algo, señora!



Las clases? Bueno, lo mismo que antes, salvo que nuevo. Eso sí que ahora es más entretenido porque ya me solté y tiro tallas en clases. Para no salir del patrón, siguen siendo chistes muy fomes, muy en doble sentido y con muy poca reacción de parte de los oyentes. Vale decir, nadie se ríe. Pero ya me acostumbré a eso, soy un fome internacional y eso lo pueden decir muy pocos.



Y sobre eso de echar de menos, parece que es como un sentir más constante pero poco potente. Hasta el momento no me he acercado ningún tipo de arma blanca con ajo a la garganta, así que supongo que tan terrible no debe ser.



Factos rápidos:

I) Sigo quedando pelado.

II) El naranjo sigue quedándome muy mal.

III) Sigo mirando con cara de enojado cuando no entiendo algo en clases y asintiendo con la cabeza cuando me preguntan "¿Entendiste?"

IV) Sigo creyendo que el Sol en este hemisferio sale por el Oeste.



Bueno, no muy informativo, pero jamás lo he sido. Un abrazo y ya saben que me dicen y los saco de la lista. Claro que después no les hablo más en la vida, así qeu escojan.